La escalofriante historia del muñeco del fin de año.


Este relato tiene lugar en diciembre de algunos años atrás, en la que mi hermana (de 5 años) y yo (de 10 años), comenzábamos con la ardua tarea de crear un muñeco que sería quemado a media noche el 31 de Diciembre, como parte de una vieja tradición. La emoción era nuestra mayor motivación, pues en años anteriores el encargado de eso era mi padre, quien después de las peticiones que mi hermana y yo veníamos haciendo para que nos dejara crear al muñeco acepto.
Mi hermana y yo comenzamos la recolección de prendas, pero no era suficiente, por lo que tuvimos que buscarla en otros lugares. Así estuvimos pidiendo ropa a los vecinos para que nuestro muñeco fuera el más grande de la cuadra. Las horas pasaban pero el material no era suficiente. En nuestro camino de recolección pudimos observar que una vecina nuestra botaba cajas de ropa y las ponía en la calle. Preguntamos si aún pensaba usarlas, nos dijo que no, así que la tomamos y completamos nuestro muñeco.
Tomamos la ropa de aquella vecina y la colocamos al exterior, es decir era la apariencia que tendría nuestro muñeco. Mi hermana y yo orgullosos de nuestro trabajo llamamos a nuestro padre para que viera nuestro muñeco, pero no pudo su trabajo lo mantenía ocupado. Temiendo que el muñeco se estropeara al estar en el patio, lo metimos a nuestra habitación. En esos tiempos mi hermana y yo compartíamos una habitación muy grande que se encontraba en el sótano. Y ese fue el recinto del muñeco al cual llamamos Arturo, el nombre fue aleatorio, solo se nos ocurrió.
Una noche mi hermana desde su cama me dice “Rayan, Rayan ¿estas despierto?”. Yo entre sueños le dije que me deje dormir. Ella de pronto me dice “ayúdame” voltee a verla y ella trataba de llevar el muñeco a su cama. Le pregunte porque lo hacía y ella solo respondió “Arturo dice que tiene frio”. Yo la mire sorprendido y pensé que eran cosas propias de su edad humanizar a los objetos. Así que la ayude a subir el muñeco a su cama y me fui a dormir.
Entre sueños pude escuchar a mi hermana hablando con el muñeco toda la noche. Mi sueño era más fuerte, así que solo dormí. La mañana siguiente mi hermana más feliz de lo habitual comentaba de un amigo nuevo que conocía muchos lugares y que decía que algún día la llevaría con ella. Mis padres solo observaban a una niña ilusionada, la verdad yo ni le tome importancia. Los días pasaron y la navidad también y en todos esos días mi hermana dormía con el muñeco. Yo le decía que estaba sucio, que lo bajara, pero ella no obedecía. Incluso la amenace con nuestra madre pero nada.
Después de tantos intentos, sencillamente lo olvide. Solo faltaban cuatro días para el año nuevo y se lo recordé a mi hermana para que se le quitara el coraje y así fue. El muñeco en ese momento cayó de la cama. Mi hermana corrió a levantarlo, pero era demasiado pesado para ella. Trate de ayudarla, pero era como si aquel muñeco era más pesado que el día que lo hicimos. Llame a mi padre y al notar que mi hermana trataba de ponerlo en su cama, dijo que sería mejor dejarlo en la azotea pues tenía un gran dolor. Yo ayude a subirlo y a pesar de los lloriqueos de mi hermana el muñeco fue llevado a la azotea.
Al día siguiente en la madrugada mi hermana subió a la azotea. Yo la seguí sin que ella lo notara. Fue en ese momento que la vi levantada frente al muñeco y como este se levantaba. Yo estaba totalmente asustado y con temor, pues estaba muy cerca de mi hermana. Ella sin embargo lo tomo de la mano. Fue en ese momento en el que venían hacia mí, algo en mi interior hizo que me moviera. El miedo que tenía era tal que me quede totalmente paralizado. Después de bajar al primer piso salieron a la calle.
Quería llamar a mis padres, pero hasta que los vaya de buscar mi hermana y Arturo se hubieran ido. No quería perderlos, así que a escondidas lo seguí. Como si todo estuviera planeado, no se encontraba ni una sola persona en la calle a quien pedirle ayuda. Aquel muñeco tenía dos metros de alto, y además como enfrentarlo si el temor que sentía era tal que en una madrugada tan fría como esa, el calor que sentía me hacía transpirar. Los seguía hasta que llegaron a la casa en la que recogimos un poco de ropa, las cajas seguían ahí. Mi hermana buscaba algo entre las cajas.
Yo desde la acera del frente observaba con mucho silencio. Mi hermana saco de la caja una vieja navaja de barbero, un collar y una sucia mochila. Se las entregó al muñeco quien esperaba sentado. Recibió los objetos y con la navaja en la mano abrazo a mi hermana mientras ella cerraba los ojos. Aquel maligno ser levantaba la mano con la navaja lista para clavarla en mi hermana. A pesar de que solo podía ver su espalda, note sus intenciones.
Corrí hacia ellos y al tratar de detenerlos la navaja se clavó en mi hombro. En ese momento mi hermana voltea me vio ensangrentado y dijo “¿Qué haces Arturo?”. Yo veía borroso, el corte era profundo y yo seguía con la navaja incrustada en mi hombro. En ese momento el muñeco comenzó a clavar aún más la navaja y a retorcerla dentro de mí. El dolor era demasiado. Grite de una manera desgarradora. Mientras el seguía incrustando mas la navaja con cada movimiento, mi hermana al observar eso se liberó del muñeco y corriendo a la puerta de aquella casa pidiendo ayuda.
Pero nadie respondía, en ese momento corrió hacia las cajas, saco una bota se arremetió contra el muñeco en vano. Ella no tenía la fuerza suficiente para liberarla. En uno de sus momentos el muñeco intento atraparla, aproveche ese momento para escapar. Tome a mi hermana y corrimos lo más que pudimos. Yo seguía con la navaja incrustada en el hombro y la pérdida de sangre no me dejo continuar. Caí al piso mientras Arturo se acercaba a prisa moviendo su cabeza lado a lado. Mi hermana a mi lado tratando de levantarme. Ella no se iría sin mí.
Sabiendo eso tome fuerza y me levante para alejarnos lo más que pudiéramos. El detrás nuestro levanto el brazo y tiro la navaja cortando mi espalda de un tajo. Caí nuevamente al piso, empuje a mi hermana para que se fuese. Arturo soltó la sucia mochila que llevaba y al tocar el piso se escuchó como si fuese de vidrio. Mi hermana tomo la mochila, la abrió y encontró una botella con la cual golpeo al muñeco. Arturo levanto la navaja y al chocar con la botella esta se rompió. En su interior había ron. Arturo estaba lleno de aquel licor, pero persiguió a mi hermana. Yo miraba arrastrándome por el piso mientras ella corría arrinconada. Arturo la tenia del cabello y trato de apuñalarla. Yo me encontraba entre sus piernas y jale las de mi hermana. Ella cayó al piso y Arturo golpeo el medidor eléctrico de una casa.
La corriente eléctrica prendió fuego, que en su cuerpo de tela y bañado en alcohol prendió de inmediato. Retrocedió y al tropezar conmigo cayó al piso, levantándose por momentos pero sucumbiendo ante el fuego. Mi hermana y yo veíamos arder al muñeco y sus gestos parecían gritar, pero ningún sonido se escuchó. Mi hermana llamo a mis padres quienes de inmediato me llevaron a un hospital.
Mi hermana siempre a mi lado lloraba. Yo no tenía fuerzas ni para hablar. Al llegar al hospital mi estado era demasiado malo. Los doctores no pudieron hacer nada, mis pulmones estaban destruidos. Poco a poco mis ojos se empezaron a cerrar con la imagen de mis padres llorando sobre mí y mi hermana dormida en los brazos de mi madre. Deje este mundo.
Han pasado ya 10 años desde aquel entonces y me da gusto ver que mi familia ha superado esa etapa. Mi hermana está a punto de terminar la secundaria y mis padres la protegen al igual que yo lo hacía. Aunque una vez al año el 28 de diciembre recuerdan mi muerte y lloran juntos recordándome con cariño y desechando los secretos. Tomando en cuenta las palabras del otro y olvidando una vieja tradición familiar.
Con esta historia terminamos este año amigos. les deseo lo mejor pásenla muy bien esta noche. No olviden ver los vídeos paranormales y de conspiraciones mas impactante de este 2016 y suscribirse a mi canal.

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